Una versión gourmet del clásico Sanjacobo, donde el jamón serrano o prosciutto, el queso Emmental fundido y un empanado crujiente se unen para crear un plato principal inolvidable. Se sirve con una salsa de tomate y albahaca fresca que aporta un toque vibrante.
Este plato es una celebración de texturas y sabores. Imagina una capa exterior dorada y crujiente que, al cortarla, revela un corazón de queso Emmental suizo, cremoso y fundido, abrazado por el sabor salado y delicado del prosciutto italiano. Cada bocado es una sinfonía: el crujido del empanado, la suavidad del jamón, la elasticidad del queso derretido... y para rematar, una salsa de tomate casera, vibrante y llena de albahaca fresca, que corta la riqueza del frito y equilibra el paladar a la perfección.
La belleza de esta receta reside en su noble simplicidad, una filosofía que compartimos en la alta cocina: utilizar ingredientes excepcionales y tratarlos con respeto. El Sanjacobo, tradicionalmente un plato reconfortante y familiar, se viste de gala con el Emmental, un queso con carácter, de sabor a nuez y ligeramente dulce, que se funde maravillosamente sin perder su presencia. Lo envolvemos en prosciutto, más fino y aromático que el jamón cocido, aportando una complejidad salina que nos lleva directamente a la Toscana.
Preparar este plato es más que seguir unos pasos; es un acto de cariño. Es perfecto para una cena especial en familia, para sorprender a tus invitados o simplemente para darte un capricho gourmet en casa. A través de esta guía detallada, no solo aprenderás a ejecutar la receta a la perfección, sino que entenderás el porqué de cada paso, desde la importancia de un buen empanado para sellar el queso hasta el equilibrio de acidez en la salsa de tomate. Te invito a que te pongas el delantal, confíes en tus manos y te prepares para crear un plato que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Este Sanjacobo a la Italiana no es solo comida, es una experiencia, un puente entre dos de las culturas gastronómicas más ricas del mundo, listo para ser descubierto en tu propia cocina. ¡Vamos a empezar!
Comenzamos preparando nuestros "libritos". Si usas lomo de cerdo, sazona ligeramente los filetes por ambos lados con sal y pimienta. Coloca una loncha de queso Emmental sobre un filete de lomo y cúbrelo con otro filete, como si fuera un sándwich. Si usas prosciutto, coloca una loncha de prosciutto, luego el queso y finalmente otra loncha de prosciutto. Presiona suavemente los bordes para sellarlos. Repite el proceso hasta tener los 4 Sanjacobos montados.
Prepara tres platos hondos. En el primero, pon la harina. En el segundo, bate los dos huevos con una pizca de sal. En el tercero, mezcla el pan rallado con el queso Parmesano y el orégano seco (si los usas). Pasa cada Sanjacobo, uno por uno, primero por la harina (asegurándote de que quede bien cubierto y sacudiendo el exceso), luego por el huevo batido (escurriendo el sobrante) y finalmente por la mezcla de pan rallado, presionando suavemente para que el empanado se adhiera bien por toda la superficie y los bordes. Esto es crucial para que no se escape el queso al freír.
Calienta abundante aceite en una sartén grande a fuego medio-alto (unos 170-180°C). El aceite debe cubrir al menos la mitad del grosor de los Sanjacobos. Cuando el aceite esté caliente (puedes probar echando una miga de pan; si burbujea intensamente, está listo), fríe los Sanjacobos por tandas, sin sobrecargar la sartén, durante unos 3-4 minutos por cada lado, hasta que estén dorados y crujientes. Retíralos con una espumadera y colócalos sobre papel de cocina para absorber el exceso de aceite.
Mientras los Sanjacobos reposan, prepara la salsa. Calienta el aceite de oliva virgen extra en un cazo pequeño a fuego medio. Añade el ajo picado y sofríelo durante un minuto hasta que esté fragante, pero sin que coja color. Vierte el tomate triturado, añade una pizca de sal y otra de azúcar. Deja que la salsa hierva suavemente durante 5-7 minutos para que espese un poco y los sabores se integren. Justo al final, retira del fuego, añade las hojas de albahaca fresca troceadas con las manos y remueve.
Sirve los Sanjacobos calientes, enteros o cortados por la mitad en diagonal para mostrar el delicioso queso fundido en su interior. Acompáñalos con un cuenco de la salsa de tomate recién hecha para mojar. ¡Buen provecho!
Porciones 4
* Los porcentajes de valores diarios se basan en una dieta de 2000 calorías. Su valor diario puede ser mayor o menor según sus necesidades calóricas.
Para acompañar la riqueza del queso fundido, la salinidad del prosciutto y la acidez de la salsa de tomate, necesitamos un vino con buena acidez y cuerpo medio que limpie el paladar.
